Desde el pasado sábado 21 de mayo, zaragozanos y visitantes pueden disfrutar de unas vistas privilegiadas de la capital aragonesa y, sobre todo, del Ebro y de la plaza del Pilar, gracias al ascensor panorámico y a la escalera que se han instalado en la torre de San Francisco de Borja tras su restauración.      

 

El arquitecto de la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, Teodoro Ríos, es, desde hace tres décadas, el encargado de la conservación del templo y quien se ocupa de acometer los proyectos de renovación y restauración, continuando el trabajo que en su día realizaron su abuelo y su padre. Haciendo balance del último proyecto comenta lo laborioso que ha sido, pues resulta imprescindible prestar atención a muchos detalles, entre ellos el hecho de tener que cubrir en algunas zonas el ascensor con cristales para protegerlo del viento. 

El ascensor de cristal realiza dos paradas: la primera en el mirador adaptado para discapacitados y la segunda a 62 metros de altura, lugar donde se ha habilitado una pequeña sala de exposiciones. A partir de ahí sólo unas pocas personas pueden subir por una escalera helicoidal de vidrio y acero inoxidable hasta el mirador, a ochenta metros de altura. 

El uso del vidrio permite que no se distorsione la imagen de la torre y también colabora en la protección de la propia torre y de los visitantes, así como del ascensor, impidiendo que resulte afectado por las rachas de viento. Además, el vidrio de control solar es autolimpiable, es decir, se ha tratado con un producto que repele el agua y la suciedad, para evitar que se ensucie con la lluvia, de manera que se contribuye a mantener intactas las vistas. 

 Esta instalación de vidrios, fabricados por el grupo Unión Vidriera, ha corrido a cargo de Vidriera Salduba, S.A. y es el resultado de la estrecha colaboración entre Salduba y la oficina técnica de Control Glass, quienes han dado soporte ayudando a la medición y el desarrollo de esta compleja escalera de caracol helicoidal realizada en vidrio laminado curvado. Su fabricación se tuvo que realizar en tiempo récord, por los retrasos acumulados de la obra, con lo que se ha puesto la más alta tecnología vidriera al servicio de esta obra de arte arquitectónica, para que pueda ser visitada y contemplada en todo su esplendor.

 Todavía no hay estimaciones sobre el número de visitantes, pero se calcula que al año pasan por la Basílica del Pilar unos nueve millones de personas, con lo que es de prever que muchas de ellas quieran disfrutar de las excelentes panorámicas que se divisan desde lo alto de la renovada y accesible torre de San Francisco de Borja.